La
historia del "Agua de Bilbao" nos la relatan al unísono K. Toño
Frade, bilbainísimo lleno de recuerdos de la Villa , y Castor Artajo, célebre hostelero
bilbaino dueño de los bares "Artajo" y "La Goleta ", y se remonta
a las postrimerías de la primera guerra mundial.
En el "botxo", los "tximbos" tenían tanto trabajo y dinero
que no sabían qué hacer con este último que les entraba a raudales.
Compraban de todo, cuadros para admirar quizá los marcos, pianos sin saberlos tocar, los mejores coches de la época y como cabe suponer, comida y bebida en abundancia, lo mejor de lo mejor.
En este ambiente de euforia y dinero, jugaba el Athletic del "botxo", en Donosti contrala Real ,
y la victoria de los del "botxo" fue rotunda. Un grupo de bilbainos
cenaron en "Nicolasa" y el célebre Castor Artajo, recogió la leyenda
y lo que sucedió allí: Sería el año dieciocho, fin de la guerra mundial cuando
el Athletic del "botxo" jugaba contra la Real. Con Ibarretxe en
la puerta, la victoria fue total y la celebraron en "Nicolasa". La
cena fue una auténtica bacanal. Tras los postres y el café y estando ya bien
servidos, pidieron sin mala fe: ¡ A ver, Agua de Bilbao!.
El camarero y el "maitre" buscaron y volvieron de mal "caletre", sólo había en la bodega agua de Solares y de Lanjarón.
Como no les entendían, quedó el asunto "aclarao" ya que en el "botxo" se bebían el champán como si fuera agua y lo hacían llamar "Agua de Bilbao".
Cuando pidieron la cuenta y vieron que no les cobraban el champán, les dijo "Nicolasa" que en su casa y en San Sebastián, el agua no la cobraban a los de otra capital.
Artajo tuvo la feliz ocurrencia de "industrializar" el "Agua de Bilbao", haciendo llegar el champán, que era bebida de las clases adineradas, a todos los bilbainos que visitaron su establecimiento.
Compraban de todo, cuadros para admirar quizá los marcos, pianos sin saberlos tocar, los mejores coches de la época y como cabe suponer, comida y bebida en abundancia, lo mejor de lo mejor.
En este ambiente de euforia y dinero, jugaba el Athletic del "botxo", en Donosti contra
El camarero y el "maitre" buscaron y volvieron de mal "caletre", sólo había en la bodega agua de Solares y de Lanjarón.
Como no les entendían, quedó el asunto "aclarao" ya que en el "botxo" se bebían el champán como si fuera agua y lo hacían llamar "Agua de Bilbao".
Cuando pidieron la cuenta y vieron que no les cobraban el champán, les dijo "Nicolasa" que en su casa y en San Sebastián, el agua no la cobraban a los de otra capital.
Artajo tuvo la feliz ocurrencia de "industrializar" el "Agua de Bilbao", haciendo llegar el champán, que era bebida de las clases adineradas, a todos los bilbainos que visitaron su establecimiento.
Recopilado
de Cocina Vasca por Jesús Llona Larrauri y Garbiñe Abásolo en "Alegorías
de cosas típicas".